El siguiente ensayo es una visión diferente a la típica que se puede tener de esta novela. Sobre todo entre los estudiantes y algunos círculos académicos. De ninguna manera el autor, un servidor, lo considera una crítica, sin embargo consiste en una invitación a mirar de manera distinta.
Algunas advertencias parciales y sentimientos similares; Reseña de Pantaletas
Aldo García Castro
Profra: Patricia Janette Góngora
Gpo: SH02S
El argumento de la novela es que estudiar para ganar dinero y salir de una situación de pobreza es falso. El autor nos muestra y desmiente los mitos y símbolos que constituyeron la nacionalidad del mexicano promedio de buena parte del S. XX. Armando Ramírez nos sitúa en un escenario muy realista, con objetos y particularidades de los años de las décadas de 1960, 70 y 80.
Nos relata una vida difícil, el maltrato como herramienta de estudio, las accidentalidades del medio en el que se desarrolló, que por lo general eran violentas, impactantes e insufribles; como les sucede a una grandísima parte de la población que vive en barrios bajos.
Nos cuenta la transición del México “estable” hacia el sumergido en la crisis y espoleado por las políticas del FMI. Nos describe la realidad de la economía informal y del caló que se vive en los negocios y en las vivencias que a la larga los individuos de esta ciudad les da su contorno y en ocasiones influye de manera aguda. La economía subterránea como forma de sobrevivencia, en donde las condiciones y talentos de las personas se pueden realizar como en ningún otro lugar y ahí es donde me parece que está la falla de este país, lo más importante y lo más talentoso siempre actúa donde no debe.
Masiosare (el personaje principal) nos da cuenta, con su sólo nombre de la ignorancia de la gente del pueblo con respecto del mismísimo himno, un elemento baluarte del imaginario colectivo, después de todo Platón tenía razón. Un muchacho emprendedor, pues quien no lo es muere o termina pidiendo limosnas, es capaz de levantar un negocio y a base de ese negocio vivir decentemente; sin embargo ello sólo refleja la gran debilidad del gobierno mexicano, como nuestro héroe, existen millones de mexicanos que pueden desarrollar esos negocios y salir de la miseria y ascender en la escala social, sólo que no lo hacen aquí, lo hacen en el país vecino del norte.
Al par de lo arriba mencionado, nos cuenta acerca de su experiencia en el amor, que es por demás, a la de cualquier ser humano. Lo cuenta de manera detallada, lo impresionante es su forma de expresar el estado salvaje que ha existido en la ciudad de antaño, donde no hay garantías y cada día se puede sobrevivir físicamente, aunque la integridad y la dignidad humana estén más que muertas. Como lo mencionó Hemingway, aquellos que no son valientes ni sinceros ni buenos ni sensatos también morirán pero lo harán después.
La narrativa es vulgar, usa lenguaje coloquial abundante. En cada línea el personaje deja entrever su autodesprecio. Aunque comprendo la intención de vivificar el tipo de lenguaje que abunda en la Ciudad de México en los sectores de escasos recursos, me parece que no es algo de lo que se pueda o tenga que sentir orgulloso el autor, el personaje y mucho menos los mexicanos. El lenguaje que abunda es el típico lenguaje de barrio, aunque ingenioso, es limitado y castra la capacidad lingüística. Las personas de bajos ingresos hablan de esa forma no porque lo quieran o lo decidan sino por ignorancia, además de que faltó la clásica terminación en s de los verbos pretéritos conjugados en la segunda persona del singular. Se podría argüir que el Salo que era de ascendencia judía, que había estudiado en la Universidad Anáhuac hablaba con muchas groserías pero el lenguaje al que hago referencia y que es vasto en la novela es un tipo de lenguaje, que no se limita a la utilización de groserías.
Dejo de lado los asuntos de forma en aras del inicio de un análisis de contenido. El argumento principal que consiste en que el ideal que el imaginario colectivo contiene acerca del éxito económico por vía del estudio es rotundamente falso, es cierto sólo de manera relativa.
Es cierto en algunas carreras profesionales como la que él escogió pero aun en ella carrera es relativo, pues existen sociólogos en el área de planning de las empresas que se dedican a realizar estudios de mercado que pertenecen a una clase social más alta si se le ve por pirámide. Ni qué decir de los sociólogos que trabajan en el IFE como consultores, cuyos salarios ascienden a más de 40,000$ al año. A parte de lo mencionado, pongo como ejemplo a su servidor, cuyos padres crecieron en barrios y estudiaron en escuelas públicas, pertenecientes a la misma generación que el hipotético Masiosare, pudieron ascender de clase social.
Sin embargo hay algo de cierto y nadie mejor que Robert Nozick, el creador del libertarismo; dirían aquellos que gozan de hacer análisis ramplones y poco objetivos, el máximo exponente de la filosofía neoliberal, lo expresó. Nozick mencionaba que los intelectuales se oponen al capitalismo principalmente por dos razones(www.cato.org/pubs/policy_reports/cpr-20n1-1.html) :
Una es por una unexpected consequence de la institución escolar.
La anterior se refuerza por la estimulación libresca que los intelectuales han dejado, sólo porque los demás, con diferentes talentos, que no son las letras, no se molestaron en plasmar por escrito lo maravilloso y elevado de su actividad.
Si bien es cierto que en la novela no es la escuela la que produce este resultado, sí podemos decir que el personaje y el autor de la obra son lo que Nozick llama wordsmith. El profesor nos menciona que los intelectuales se oponen al capitalismo porque creen, con base en sus logros académicos, que merecen riqueza y cuando se dan cuenta que el mundo real u otro mundo de vida no funciona igual que la escuela y experimenten una movilidad hacia abajo, quedan resentidos con el sistema. Sin embargo, sólo en la sociedad capitalista se crean las expectativas a los intelectuales de merecer riqueza, en la sociedad feudal, aunque los intelectuales o la gente que se dedicaba al estudio vivía no en las mejores condiciones, no se oponían al sistema pues la expectativa no les era creada.
En cuanto a la manera de enseñar la letra que tan explícito nos lo describe Armando en el inicio, a base de golpes y maltrato, al contrario del diagnóstico que nos hace; la forma guadalupana, no la es. Es la misma forma en que se instruía a los niños ingleses del S.XIX, la manera en que Spencer fue educado y que fue el modelo de educación muchos años, criticable sin duda, pero efectiva también, en el mismo libro se ve que con quien no se practicó (con su hermano el arqueólogo o su hijo) terminaron siendo auténticos parias peligrosos, indiscutiblemente inteligentes pero indiscutiblemente rufianes. México está atrasado en el tiempo y lleno de patanes maleducados, no sólo maleducados académicamente sino propiamente pelafustanes. En el modelo de educación de Spencer la recompensa de ser maltratado era someter a los instintos y llegar a la civilidad.
El protagonista vive las consecuencias no del capitalismo sino del gobierno poco comprometido y la sociedad mal organizada. Para este análisis es el economista Douglas North quien viene a sacarnos de las concepciones llenas de tangentes. Según el profesor de 93 años de edad, los derechos de propiedad son modificados según la capacidad de los gobernados para hacerse participar en el Estado. (North, 1984, p.60) Una conducta oportunista y carente de legitimación ideológica del Estado puede llevar a un país a la ruina. En sus palabras: “La existencia del Estado es esencial para el crecimiento económico; sin embargo, el Estado es también la fuente del ocaso económico” (ídem, p.35). La función del Estado depredador, que lo constituye un grupo que sólo ve por sus intereses, que tratará de obtener los ingresos de sus habitantes, que no le importará dejar en la miseria a sus gobernados. Aunque el Estado es el responsable de la proliferación o del fracaso, no siempre lo que más le hace bien al Estado le hace bien a la sociedad. Por ello los derechos de propiedad en el Estado predador serán en beneficio de él. Así en Pantletas observamos cómo no pudo poner un local con miras al crecimiento y en cambio se vio obligado a ganar menos en la economía informal como los habitantes emprendedores de este país que en E.U.A., donde el Estado no depredador, al menos con sus propios habitantes, triunfan.
El Estado mexicano es el primero en dar concesiones monopolísticas, pues de ellas transacciones recibe una jugosa parte, así, el TLC, tan criticado por el autor, es un agasajo para el Estado depredador mexicano, pues no ha permitido a su población desarrollarse económicamente y entra en condiciones desfavorables.
Lo anterior puede explicar tanto desprecio, tanto abandono para con la vida humana. No es el abuso de poder sino el mal enfoque y ausencia de poder positivo. La falta de legitimación de ser cortés con el otro, respetuoso y considerado. Lo que más de un activista proveniente de esos barrios llamaría ser un estúpido burgués, pero tienen que ser agresivos de lo contrario no sobrevivirían en la selva de asfalto que supera por mucho a la selva auténtica.
Lo arriba mencionado es más latente cuando en condiciones desfavorables se enfrentan las diferentes clases, los pertenecientes a los intereses del Estado depredador y los olvidados. Me viene a la mente el caso cuando va a pedir trabajo al B.M. En esta anécdota, la humillación que recibe es muy grande y de las más abruptas, más de uno preferiría ser golpeado a ser humillado y despreciado como ser humano. En este tipo de humillación, la denigración moral mata al espíritu. Nozick nos menciona que las reglas del juego deben ser justas y vigiladas pero que el resultado de ese juego debe ser justo y es el máximo exponente de la filosofía neoliberal. En México no hay igualdad de reglas ni procesos justos.
Se observa como estos “revolucionarios”, maestros de escuela pueden llegar a abusar de los jóvenes. Un maestro que consigue empleo a una estudiante a cambio de favores sexuales, otro que le roba la novia a su propio alumno, abuso de su conocimiento y de su poder. Antes que caer en manos de estos “revolucionarios”, intelectuales, es preferible vérselas por uno mismo. En muchas ocasiones son los intelectuales resentidos con el sistema por creer que merecen más o rebeldes de sus familias ricas que quieren explorar y encontrar su lugar en “la izquierda”.
La tele se encargó de educar a nuestro protagonista y nos describe los medios en que la sociedad mexicana es educada y los mitos que son empleados y más, la forma en que son utilizados. Una de ellas es la tele y la otra es la madre.
En su casa, en la tele y en la oficina le enseñaron todo menos ser un guerrero, el no tener miedo a morir y a respetarse a sí mismo. Por eso su novia podía hacer las veces de títere con él. En su casa no le enseñaron más que debilidad. Una frase que no es mía pero que bien embona con su situación amorosa es “la devastadora debilidad y sus consecuencias”.
Nos desvela como la economía informal es democrática y es más capitalista que lo que practica el Estado con sus derechos de propiedad. Hay competencia, da empleo y acceso a bienes de consumo. Pasa en micro lo que debería pasar en macro pero no pasa por el gobierno y sobre todo por culpa de aquellos a los que el profesor Bazúa llamaría las viudas de la autocracia. De los que utilizan discursos para nacionalizar las industrias, los que en la academia de ciencias sociales confunden conceptos, toman por keynesianismo al populismo los que en palabras del profesor son vulgomarxistas, pues su interpretación del capítulo I del Capital a pesar de haberlo leído por diez años, sigue siendo errónea.
Un aspecto que aplaudo de la novela es su crítica a la izquierda, que siempre se jacta de intelectual y no es más que portadora y declamadora de discursos, no sólo en México sino en Latinoamérica, que se paran el cuello y dicen qué es lo mejor para la gente pobre, pertenecientes al modernismo marxistoide soviético, se hacen llamar representantes de pueblos, cuando lo que hacen no es más que acarrear gente a su partido.
Algo entre tantas cosas que son innegables del libro y reflejan directamente la realidad es una historia donde el arqueólogo es testigo protegido de la policía. Al mismo tiempo que corren los rumores de que trabajaba para un capo. La contrastación con la realidad la hace un cable de Wikileaks que revela que militares que desertaron del ejército se sumaron a las filas del crimen organizado.
Como dijo Drácula, “no hay nada peor que la falta de amor”. Nada puede expresar mejor el vacío en que la sociedad se convierte, así el hijo de Masiosar se vuelve dealer a muy temprana edad. Con un espíritu materializado y con lo peor de lo sufrible, la falta de experiencia del espíritu del conocimiento.
Por último como mencionó Ernest Hemingway, “no hay que tomar las cosas tan literal”, aunque yo no soy católico ni sé lo que es ir a misa y hasta apenas hace una semana supe que se celebra el 2 de febrero y siempre me sorprendo al ver que es día de San Judas Tadeo sin saber porqué se está celebrando y al haber ido, por accidente, sólo una vez a la Basílica de Guadalupe, tradición más musulmana que cristiana, comprendo su apego a la virgen de Guadalupe. Ella representa la fe, pero no la fe de la que nos hablara Marcial Maciel o el cardenal Norberto Rivera sino aquella fuerza interna del espíritu que nos llena de fuerza para que el mundo no te tenga de rodillas, para salir a demostrar lo que vales y estar dispuesto a recibir golpes como los que recibió Masiosar y reciben millones de mexicanos en México y E.U.A., y lo mismo daría si fuera la virgen o Alá. Se juzga la fe por el sistema de ideas que nos hacen movernos y por la sensatez y consideración que presentemos para con los demás y para con nosotros mismos. La fe no es más que un sistema de ideas que se juzga por el resultado de nuestras acciones. La fe se conecta con el instinto y hace sobrevivir a mucha gente que está en condiciones deplorables y sobresalir también. Después de todo Moreau estaba equivocado, el instinto nos hace libres.
Bibliografía
North, Douglas C., (1981), Estructura y cambio en la historia económica, Madrid, Alianza.
Nozick, Robert, (1997), Why do intellectuals oppose capitalism? En www.cato.org/pubs/policy.../cpr-20n1-1.html
Ramírez, Armando, (2005), Pantaletas, México, Océano.
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